En la situación actual en la que vivimos, el foco de actividad de las personas se concentra en las grandes ciudades. Esto hace que la movilidad sea cada vez más difícil por la gran cantidad de desplazamientos que se realizan de forma diaria, especialmente en automóvil. Como consecuencia, se están buscando nuevas soluciones de transporte que ayuden a descongestionar el tráfico. En este sentido se vuelve a hablar de una tipología de ferrocarril menos utilizada, y que para grandes ciudades de países en vías de desarrollo puede ser una opción muy interesante debido a sus características. Estamos hablando del ferrocarril elevado o “en viaducto”.
Metro subterráneo vs tren elevado, ¿una alternativa real?
En este contexto, y para entender mejor en qué situaciones es preferible elegir un metro subterráneo convencional o un tren elevado, vamos a ver las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas:
Ventajas del ferrocarril elevado frente al subterráneo.
La principal ventaja en comparación con el metro subterráneo convencional es clara: no es necesario la realización de túneles, lo que hace que sea más económico y rápido de construir. Se estima que la reducción de costes del tren elevado es de entre un 20% y un 80% según el tipo de tren elevado. Además, la prefabricación de las piezas que componen las pilas y tableros del viaducto hace que se reduzca el tiempo de construcción a un tercio frente al subterráneo.
Estas características hacen que el ferrocarril en viaducto sea especialmente llamativo para grandes ciudades de países en vías de desarrollo, ya que es más económico. También es una opción interesante para ciudades en las que la calidad del subsuelo no permita la realización de túneles o estos sean demasiado costosos.
Asimismo, la capacidad de usuarios por hora y sentido no cambia de manera significativa y dependerá principalmente del modelo de tren utilizado y la frecuencia de paso. Por otra parte, tal y como sucede con el metro subterráneo convencional, el ferrocarril elevado se mueve con energía eléctrica, lo que hace que sea un transporte con una baja contaminación.
Principales inconvenientes del ferrocarril en viaducto
La desventaja más notable del tren elevado es el impacto visual. La construcción de éste altera de manera significativa el paisaje de la ciudad, creando zonas de sombra e interfiriendo en la vista de los edificios contiguos. Además, la contaminación acústica es otro factor a tener en cuenta, ya que el ruido que se genera con el paso del tren sobre las vías puede llegar a ser molesto, aunque en algunas ciudades prima más lo práctico ante lo estético y por lo tanto puede no ser concluyente.
El tren “volador” chino, el futuro del ferrocarril elevado.
Una vez vistas las principales ventajas del tren elevado frente al subterráneo, se puede llegar a la conclusión que éstas no son determinantes para decidir construir un ferrocarril en viaducto. Sin embargo, la empresa china BYD ha diseñado un nuevo tipo de tren elevado que cuenta con características que mejoran al ferrocarril en viaducto tradicional.
La nueva propuesta de BYD es un monorail en el que unas ruedas de caucho se colocan de forma horizontal apoyadas sobre el carril haciendo que disminuya de manera considerable el ruido que genera el tren a su paso, convirtiéndolo en un transporte muy silencioso. Además, al ser un monorail, mejora la seguridad reduciendo al mínimo la posibilidad de descarrilamiento.
Así mismo, el tren “volador” chino está dotado de las últimas tecnologías en materia ferroviaria, como son la conducción autónoma y la posibilidad de trabajar con la red 5G. El aforo de los vagones es de 200 personas, con lo que se alcanza una capacidad por hora y sentido de unos 40.000 pasajeros.
En definitiva, la situación actual de la movilidad en la ciudad avanza hacia un modelo donde el transporte colectivo cada vez tiene más presencia, y por tanto el ferrocarril en cualquiera de sus modalidades tomará una mayor importancia.
En este sentido encontramos ejemplos como España, donde en los Presupuestos Generales del Estado para 2019 se destinarán unos 10.000 millones de euros para infraestructuras, de los cuales el 50% se han asignado al ferrocarril. Otro ejemplo lo encontramos en Bogotá (Colombia) donde se está estudiando la construcción de una línea de metro elevado de 24 kilómetros y 16 estaciones que entraría en funcionamiento en 2024. En cuanto al tren “volador” chino, se ha llegado a acuerdos con Marruecos, Egipto, Camboya y Costa Rica para la construcción en algunas localidades.
Viendo el prometedor futuro que el ferrocarril puede ofrecer a ingenieros y técnicos del sector de las infraestructuras, la preparación de estos profesionales es clave para el éxito de este tipo de proyectos. Structuralia, escuela de posgrado especializada en ingeniería, ofrece programas de formación como su Máster en proyecto, construcción y mantenimiento de infraestructuras e instalaciones de líneas ferroviarias, una oportunidad perfecta para seguir formándose en esta materia. Además ofrecen distintos tipos de becas y ayudas para España y Latinoamérica, como las becas APICE, que hacen más accesible la formación de posgrado de calidad.