Por Mariana Costa*
Cecilia tiene 19 años y trabaja como desarrolladora web en Perú, ahora mismo desde en Wayra, una de las principales incubadoras tecnológicas a nivel mundial. Esta desarrolladora web, una de las pocas mujeres que se dedica a esto en su país, hace dos años formaba parte de un grupo muy diferente, el de los ninis, jóvenes que ni estudian ni trabajan.
Cuando terminó la secundaria en un colegio nacional en San Juan de Lurigancho (Lima), la universidad no fue el camino a seguir para ella, como tampoco lo es para dos tercios de la juventud peruana. En su caso debido a la falta de recursos económicos, Cecilia pasó dos años sin hacer demasiado. Ayudando a su madre en casa, ayudando a su hermano con su negocio y tratando de no perder la esperanza de construir un futuro propio. Este tiempo no sólo fue una oportunidad perdida para un país que desesperadamente necesita talento, pero también una de las formas más directas de perjudicar el autoestima de una mujer joven.
Y es que la falta de trabajo digno es sin duda alguna una de las barreras más grandes que enfrentar como sociedad si queremos verdadera equidad de género. De los 21,8 millones deninis que existen en América Latina, más de la mitad (11,9 millones) se dedica a labores del hogar. Y las mujeres representan el 91,8% de este grupo. Con demasiada frecuencia, ser mujer todavía implica estar limitada al trabajo en casa. El resultado es que una de cada tres mujeres en nuestra región no tiene ingresos propios. Y sin ingresos, digan lo que digan, nunca tendremos la libertad de construir el futuro que queremos para nosotras mismas.
Una segunda oportunidad
Felizmente, más pronto que tarde, Cecilia encontró una nueva oportunidad que hoy la ha llevado no sólo a tener un empleo de calidad, sino a utilizar su talento para crear valor en una industria que representa futuro. Hoy es la primera mujer en su familia que trabaja en una empresa en el centro financiero de Lima, y la única desarrolladora mujer en su equipo. A sus 19 años y sin estudios superiores gana el 50% más que el salario mínimo. Ha duplicado el ingreso de su familia y ha comenzado ahorrar para seguir estudiando y mejorar los servicios básicos de su hogar.
Cecilia es parte de una nueva generación de desarrolladoras web que se forma en Laboratoria. Este es un emprendimiento social que apuesta por capacitaciones integrales, intensivas, en sectores calificados de alta demanda en el mercado laboral como el desarrollo web, una de las profesiones que experimentará mayor crecimiento en la próxima década a nivel regional. En cinco meses de estudios a tiempo completo, Laboratoria forma a jóvenes de bajos recursos con alto potencial como desarrolladoras web. Las forma también como líderes, con las herramientas necesarias para entrar al mercado laboral formal y crecer en él.
Hoy son más de 100 jóvenes en Perú, Chile y México, forjando el cambio no sólo en la industria tecnológica pero también probando que en la mayoría de los casos, su talento rinde muchos más frutos para todos –ellas, sus familias y nuestras sociedades – en un trabajo calificado que en casa. Iniciativas como ésta se proponen construir una región donde ser mujer y ser pobre no condene más nuestro talento únicamente a las cuatro paredes que llamamos hogar.
Puedes conocer más sobre la historia de Cecilia en este video.
*Mariana Costa comenzó Laboratoria para lograr que el creciente sector tecnológico sea una fuente de oportunidades para más jóvenes mujeres en el Perú. Antes trabajó para organizaciones como la OEA y TechnoServe, y estudió Relaciones Internacionales en el London School of Economics y Administración Pública en la Universidad de Columbia.
Esta columna fue originalmente publicada en el Blog ¿Y si hablamos de igualdad? del Banco Interamericano de Desarrollo BID.