La semana pasada todo el mundo hizo apuestas sobre la llegada del nuevo príncipe británico, cuál sería su sexo, peso o nombre. Apuestas que se hacen por diversión pero que, sin embargo, nos invitan a reflexionar sobre los bebés que tienen todo a favor, o en contra, incluso antes de que lleguen al mundo.
Hoy en día, los jóvenes latinoamericanos tienen cerca del 50% de probabilidades de graduarse de secundaria. Los niños que nacen en entornos de pobreza tienen todavía menos posibilidades de graduarse. Mientras que el 80% de los estudiantes con mayores recursos económicos se gradúan en América Latina, tan solo el 30% de los jóvenes con menores recursos logran alcanzar el mismo nivel.
Dado que todo el mundo se ha vuelto loco con el bebé real, consideremos la hipotética historia de dos niños, Agustín y Daniel, que nacieron el mismo día. En este breve vídeo de tres minutos somos testigos del crecimiento de Agustín y Daniel:
Sin embargo, desde los primeros 30 segundos, poco tiempo después de su nacimiento, vemos que se convertirán en dos adultos distintos debido, en parte, a casino online las diferentes oportunidades educativas. En términos de ingresos familiares, Agustín ganó la lotería al nacer ya que proviene del 20% más rico de la población. Por el contrario, Daniel nació entre el 20% más pobre.
Agustín y Daniel representan a millones de niños en América Latina. Lamentablemente, una de las cosas que tienen en común todos los países de la región es que, sin importar de donde sean, los estudiantes pobres tienen menos probabilidades de graduarse de secundaria que sus pares con mayores recursos económicos.
Aunque el promedio de años de educación ha aumentado en todos los grupos socioeconómicos, todavía persiste una brecha de siete años entre los segmentos más ricos y los más pobres de la población. Esto significa que, por su procedencia, Daniel podría terminar con siete años menos de educación que Agustín sin elegirlo. No es poca cosa. ¿Cuánto aprendiste entre jardín de infancia y el último año de primaria? ¿Y entre tu primer año de secundaria y el último de la universidad?
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La brecha educativa existente es real y alarmante, y debería ser abordada con urgencia, ya que afecta a jóvenes de todos los sectores de la sociedad. Con uno de cada dos estudiantes que no terminan secundaria, tenemos un doble reto: incrementar el acceso a la educación y mejorar la calidad educativa para que los jóvenes puedan elegir permanecer en las aulas.
¿Acaso no merece cada niño, independientemente de su lugar de nacimiento o de su nivel socioeconómico, tener la oportunidad de recibir una educación de la más alta calidad? Llegue o no llegue con mucha fanfarria, vengan o no vengan los paparazzi a la salida del hospital, cuando se trata de su educación, se merece ser tratado como un rey.
* Lauren Conn es consultora en la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, DC. Trabaja en la iniciativa para prevenir la deserción escolar en secundaria en América Latina, GRADUATE XXI. Su artículo fue publicado originalmente en el blog de graduatexxi.org.
Esta columna fue publicada originalmente en el Blog La Educación de Calidad es Posible del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).