El ecosaneamiento puede parecer, a veces, simplemente una postura ideológica con referencia a la gestión medioambiental de los desechos humanos. Sin embargo, cuando se comienza a pensar en términos económicos puede resultar un buen negocio. La orina está compuesta básicamente por agua (95%), urea (3%) y sales minerales (2%). Estas sales minerales son en su mayoría nitrato, potasio y fósforo, y son exactamente las sustancias que necesitan las plantas como nutrientes. Pero, ¿comería usted tomates fertilizados con su propia orina?
Al dejar reposar la orina durante 15 días, ésta, a través de un proceso bacteriano, transforma su PH de ácido a alcalino, matando los patógenos. Desde ese momento la orina está lista para ser utilizada en los cultivos.
El precio de los fertilizantes no ha dejado de crecer en los últimos años a nivel mundial por lo que el uso de la orina puede resultar un gran ahorro para los agricultores. En muchos países, se están utilizando los purines de los animales de las granjas para la fertilización de los campos. ¿Por qué no hacer lo mismo con los baños de nuestras casas si vivimos en áreas rurales?. Además, se trata de un recurso renovable, pues cada día producimos 1,4 litros.
Sin embargo, se estarán preguntando si eso es suficiente para llamarla oro líquido. Pues sí, así es. El mundo de los fertilizantes químicos mueve al año miles de millones de dólares. Tan sólo en Estados Unidos este negocio mueve unos 20 billones de dólares al año.
Uno de los elementos más preciados para la fabricación de fertilizantes es el fósforo. Actualmente el 90% del fósforo mineral se encuentra en 5 países únicamente (Marruecos, China, Sudáfrica, EEUU y Jordania), ninguno en América Latina, y comienza a escasear. Mientras que las reservas totales de fósforo rondan las 71 millones de toneladas, ya en el 2001 se consumían unas 33,05 millones de toneladas anuales a nivel mundial[1]. Es el fenómeno conocido como el Pico de Fósforo.
Mientras que poco a poco las reservas minerales se agotan, la población no deja de aumentar y es en ella donde se puede encontrar la verdadera mina de fósforo. Así que ya lo saben, su orina vale mucho más que su precio en oro.
Columna publicada originalmente en el blog Volvamos a la fuente de la División de agua y saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo
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