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El difícil predicamento de los bonos bitcoin

Para toda la parafernalia con la que el Presidente Bukele anunció la emisión de $1,000 millones de los llamados “bonos volcán” el sábado 20 de noviembre de 2021, en el evento “Feel the Bit” con que concluyó la Bitcoin Week en la playa Mizata, el predicamento en que se encuentra ahora dicha emisión no luce particularmente halagüeño.

Varios factores han conspirado contra la emisión, empezando por las turbulencias que el conflicto en Ucrania ha ocasionado en los mercados financieros internacionales; pero también factores idiosincráticos al entorno cripto se han alineado adversamente a la emisión.

El deslizamiento del precio del bitcoin es uno de ellos. Después de casi alcanzar $68,000 en la primera semana de noviembre de 2021, dando pábulo a la euforia prevaleciente entre los bitcoiners en torno a la expectativa de que el bitcoin alcanzaría los $100,000 antes de concluir el año, su precio registró un punto de inflexión a partir del 9 de noviembre, para iniciar un descenso tendencial que lo ha llevado en torno a los $40,000 a mediados de abril de 2022.

A nivel doméstico, la experiencia con el ecosistema Chivo no ha sido muy reconfortante. El funcionamiento de la billetera ha estado plagado de todo tipo de fallos, incluyendo las numerosas denuncias de fraude en el uso del DUI por terceros, los retiros no autorizados de fondos de cuentas bancarias vinculadas a la Chivo, las transacciones fallidas para enviar o recibir pagos a través de la billetera, y la incapacidad de los responsables para resolver los reclamos de los usuarios.

A todo ello se suman varias fallas de diseño en la logística para la colocación de los bonos. El principal asesor de la emisión ha sido Samson Mow, un desarrollador de videojuegos canadiense y ex-CSO de Blockstream. Según Mow, “El Salvador será un paraíso en 10 años” al convertirse en el “epicentro de la hiperbitcoinización” global y una suerte de “Singapur de las finanzas digitales”.

En la propuesta de Mow, los bonos serían colocados a través de la “liquid network” de Blockstream, y luego los inversionistas podrían comprarlos a través de Bitfinex, una plataforma de criptomonedas que ha incurrido en varias violaciones legales y regulatorias en Estados Unidos, lo cual dificultaría que inversionistas norteamericanos pudieran comprar bonos volcán.

En adición a las vicisitudes señaladas, el hecho de que no sea la República de El Salvador sino La Geo quien emitiría los bonos, no parece ser la mejor opción para fortalecer la confianza en la emisión, aun si el Estado otorgara garantía soberana para tal efecto.

Por otra parte, diversos analistas del mercado cripto señalan que la emisión en sí misma tampoco resulta atractiva. Los bonos ofrecerían un cupón de 6.5% con vencimiento a 10 años: $500 millones se invertirían en la construcción de Bitcoin City y los restantes $500 millones se utilizarían para comprar bitcoins, que el gobierno mantendría “guardados” durante 5 años. A partir del sexto año, los tenedores de los bonos empezarían a recibir el 50% de las ganancias obtenidas de la venta de esos bitcoins. Según los cálculos de Mow, ello implicaría un rendimiento anualizado de 146% al vencimiento de los bonos, asumiendo que el precio del BTC alcance $1,000,000 al cabo de 5 años. Según los analistas, si alguien está interesado en invertir en bitcoins, una mejor opción sería comprarlos directamente, antes que asumir el riesgo soberano de El Salvador, cuyo riesgo país ha superado ya al de Argentina.

Incluso entre los promotores del bitcoin, hay quienes consideran que el mercado no está listo para bonos tokenizados. Esa es, por ejemplo, la opinión de Michael Saylor, quien ha recomendado al gobierno salvadoreño desistir de la emisión y buscar más bien un préstamo de un banco amigable con las criptomonedas. No se trata del consejo de un neófito. Como fundador y CEO de MicroStrategy, empresa que tiene en su tesorería más de 125,000 bitcoins, Saylor es uno de los criptoevangelistas más conocidos, además de poseer en su haber personal 17,700 bitcoins.  La opinión de Saylor coincide con una publicación reciente de Fortune en la que se señala que los mercados, particularmente los inversionistas institucionales, muestran bastante escepticismo sobre la emisión. El propio CTO de Bitfinex, Paolo Ardoino, declaró al Financial Times a finales de marzo que la demanda de los usuarios de la plataforma por los bonos volcán rondaba en torno a $500 millones, la mitad de lo que el gobierno aspira a colocar.

Considerando que las puertas para un acuerdo con el FMI y ulterior acceso a fondos de las multilaterales están prácticamente cerradas, el gobierno salvadoreño ha cifrado sus esperanzas en los bonos volcán como una opción de financiamiento alternativo. De fracasar también esta opción, no sería extraño que el gobierno reconsiderara la emisión de una criptomoneda propia, una suerte de “criptocolón”, como un último salvavidas para mantener a flote las finanzas públicas.

Carlos Acevedo

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