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Las posibilidades económicas de nuestros nietos

En 1928, John M. Keynes —uno de los economistas británicos más influyentes del último siglo—, ofreció una charla que tituló Las posibilidades económicas de nuestros nietos, en la que propuso cómo, según su conocimiento, sería la vida en los siguientes cien años. Keynes sostenía en este trabajo que «el problema económico no es —si miramos hacia el futuro— el problema permanente del género humano.», al ser mitigado como resultado del aumento de la productividad, un mayor acervo de conocimiento y tecnologías y más capital. Keynes predecía que el nivel de vida sería para el 2028, entre cuatro y ocho veces más alto que el de 1928, con una jornada laboral de 15 horas semanales, tomando en cuenta los conocimientos de la sociedad en aquel momento, y toda vez no se produjeran guerras o grandes incrementos de la población.

Estamos acercándonos al 2028 y debemos reconocer que las cosas para sus nietos no van como lo imaginó Keynes, pues le fue imposible prever dos fenómenos que limitan el progreso, concebido este como las condiciones para garantizar el bienestar social presente y futuro. El primero, la gran desconexión entre la economía y las personas, lo que ha provocado un incremento de la desigualdad que asfixia la democracia y mina el desarrollo al impedir la construcción de igualdad de condiciones para todas las personas en cualquier parte del mundo. El segundo, la destrucción del ambiente natural como resultado de tecnologías de producción que promueven la acumulación de capital por medio de la explotación desenfrenada y codiciosa del ambiente natural.

En el caso de Centroamérica, es muy probable que la mayoría de personas estén mejor de lo que estuvieron sus antepasados hace cien años. Sin embargo, en el contexto global actual, con la excepción de Costa Rica, en algunos elementos, Centroamérica está quedándose muy rezagada de los logros conseguidos por la civilización. Por ejemplo, uno de cada tres centroamericanos vive en condiciones de pobreza. La pobreza afecta de manera diferenciada y más severa a algunos grupos poblacionales por razones de edad, etnia, área de residencia, nivel educativo y género: con la excepción de Costa Rica, en el resto de países más de dos tercios de los niños y niñas se encuentran en condiciones de pobreza general. La continuada precarización de las mayorías es causa y consecuencia, en lo político, el debilitamiento de la democracia y de la legitimidad del poder público; en lo económico, la pérdida de atractivo para trabajar e invertir en la región y la evidente falta de planificación del desarrollo. En lo fiscal, muchos gobiernos han intentado compensar los problemas sociales, políticos y económicos y su falta de legitimidad, disminuyendo el cobro de impuestos a los inversionistas lo que crea un círculo vicioso, al debilitar la capacidad de los Estados para mitigar los problemas nacionales.

¿Puede Centroamérica avanzar más rápido en una senda de desarrollo sostenido y sostenible? La respuesta es sí, pero requiere cambios estructurales. Uno de los más importantes tiene que ver con la ampliación del conocimiento y el diseño y puesta en marcha de políticas públicas que incentiven las ciencias, la tecnología, la educación y capacitación y la industrialización, en las que se incorporen las nuevas tecnologías que están cambiando el mundo.

En el Informe sobre Tecnología e Innovación 2021 (Naciones Unidas), se publica el Índice de Preparación de los países para las Tecnologías de Frontera (IPTF), entre las que se encuentran la inteligencia artificial (IA), la nanotecnología, los drones, la robótica, la edición de genes, el internet de las cosas, el 5G y la impresión 3D, por ejemplo. En ese índice, calculado sobre 158 países, Costa Rica está en la posición 61, Panamá en la 67, Guatemala en 104, El Salvador en 106, Honduras en 122 y Nicaragua en la posición 125.

Centroamérica y Estados Unidos: Índice de preparación para las tecnologías de frontera

Fuente: Icefi con base en UNCTAD (2021). Technology and Innovation Report 2021.

La tecnología y el conocimiento han sido, en los últimos ochenta años, determinantes del progreso de las naciones y lo serán en el futuro.  Los países que lideran el IPTF (entre ellos Alemania, Estados Unidos, Korea, Irlanda, Singapur y Suecia), en 1980 tenían un ingreso per cápita promedio de USD10,388.0 anuales; en 2010 este había aumentado a USD46,245.0 y, en 2026, se estima que rondará los USD81,227.0. Sin cambios estructurales, el ingreso per cápita promedio de Centroamérica será en 2026 de apenas USD16,763.0 y eso gracias al crecimiento de Costa Rica y Panamá.

Para ampliar las posibilidades de nuestros nietos, debemos comenzar por ampliar las posibilidades de nuestros hijos y de la generación actual. Por ello, los Estados centroamericanos deben invertir más en universalizar los bienes públicos que dotan de bienestar a los centroamericanos al tiempo que los preparan para el futuro: nutrición, salud y asistencia social, educación y capacitación deben ser parte de un piso mínimo al que toda persona tiene derecho. Asimismo, será imprescindible que los Estados inviertan en la construcción de estrategias de desarrollo de mediano y largo plazo que impongan a la economía y a la política fiscal resultados con relación al empleo, la erradicación de la pobreza, la igualdad, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo tecnológico, entre otros.

Urge comenzar a trabajar en los acuerdos políticos, económicos y fiscales que permitan construir esa Centroamérica más desarrollada, más justa y más democrática.

Jonathan Menkos Zeissig
Director ejecutivo, Icefi
@icefi @jmenkos

2 Replies to “Las posibilidades económicas de nuestros nietos

  1. Slope 2 dice:

    La información de estos datos es realmente muy precisa, estoy muy interesado en leer su valioso intercambio.

  2. Espero que nuestros hijos y nietos tengan un futuro mejor y más brillante que el nuestro.

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