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  • 29 enero, 2016
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Ciudades latinoamericanas innovan para frenar la desigualdad

Por Hely Olivares, experto en desarrollo social de CAF

Las ciudades de América Latina son el núcleo del desarrollo económico y social de la región; ellas concentran el 60% del PIB y son el hogar del 80% de los latinoamericanos.

Pero al mismo tiempo que ofrecen innumerables oportunidades laborales y de movilidad social, son también un claro reflejo de los males que acechan a la región, como por ejemplo el relacionado con las marcadas desigualdades tanto en los niveles de ingresos como en el acceso a servicios de calidad. Se calcula que entre el 25 y 50% de los habitantes urbanos viven en zonas marginales.

Con el objetivo de impulsar una agenda inclusiva en las ciudades –y lograr así sociedades más equitativas- en CAF realizamos el estudio Pro-inclusión, que identifica acciones concretas que los gobiernos locales pueden aplicar para favorecer la inclusión.

El enfoque es práctico: tomar el ejemplo de ciudades que han implementado proyectos de inclusión social exitosos y que puedan ser replicables en otros centros urbanos. Estos proyectos se caracterizan por mejorar la conectividad de las personas con sus lugares de trabajo y con los espacios públicos, hecho que, entre otras ventajas, mejora la calidad de vida de los ciudadanos y les brinda unas herramientas que facilitan el desarrollo de sus capacidades.

Con base en las experiencias de cuatro ciudades estratégicas (Fortaleza, Medellín, Guayaquil y Ciudad de Panamá), el estudio plantea cuatro políticas de acción que, vinculando aspectos sociales, espaciales y de infraestructura, generen inclusión social e impulsen la productividad y el crecimiento de forma integrada.

El transporte público como eje de la integración territorial

Entre las necesidades más acuciantes de muchas ciudades latinoamericanas destaca la mejora de la conectividad a través del transporte público. Aunque no es un fin en sí mismo, el transporte público puede funcionar como un instrumento para el desarrollo económico y la integración social de una ciudad si cumple con la función de garantizar una movilidad cotidiana asequible y masiva, que reduzca el tiempo de los viajes, especialmente entre poblaciones vulnerables. Tarifa única, estaciones intermodales, priorización de circulación y vehículos confortables son ejemplos de las principales políticas aplicadas en Fortaleza, Brasil, que han generado mayores niveles de inclusión.

Adicionalmente, los gobiernos locales tienen la posibilidad de mejorar la cohesión social a través de un buen uso del espacio público. Un ejemplo de esto son los Parques Biblioteca de Medellín, ubicados en zonas vulnerables, y planificados para integrar a todas las clases sociales, hecho que ha fraguado un sentido de pertenencia e identidad vitales para la integración con el resto de su comunidad.

El Parque Biblioteca La Ladera incluye áreas verdes, chancas de juego y áreas de esparcimiento

El Parque Biblioteca La Ladera incluye áreas verdes, chancas de juego y áreas de esparcimiento

El papel de la educación

Cualquier tipo de agenda pro-inclusión debe incluir el componente educativo y de capacitación, al estar estos ligados a nuestra capacidad productiva y al aumento de los ingresos.
Fomentar el cuidado, la atención y la educación temprana e integral para niños menores de 5 años, así como la creatividad a través de la cultura y estimular el emprendedurismo y la profesionalización son acciones clave que permiten cultivar el capital humano de una ciudad.

En Guayaquil, la inversión en programas de gran alcance, como Aprendamos, Más Tecnología Colegios y Más Libros ha permitido promover la integración de los ciudadanos en actividades productivas y mejorar la calidad de la educación. La idea es generar educación para el trabajo, con base en planes de capacitación que entiendan las demandas de los empleadores.

Servicios públicos de calidad

Finalmente, el bienestar de nuestros ciudadanos está directamente vinculado con la calidad de los servicios básicos, como por ejemplo el de agua y saneamiento. En este sentido, es prioritario mejorar la gestión integral de los recursos hídricos y del medio ambiente, para construir ciudades más equitativas y respetuosas con el medio ambiente.

Un objetivo principal de los gobiernos locales debe ser garantizar una cobertura universal de los servicios de agua potable y saneamiento. El proyecto de saneamiento de la Ciudad y Bahía de Panamá ha mejorado significativamente los niveles de salud relacionados con asma, tos y alergias en niños en los sectores atendidos.

La congestión, segregación e insuficiente infraestructura son barreras que inhiben la productividad y el desarrollo económico de nuestras ciudades. Tal y como se explica en Pro-inclusión, está demostrado que el trabajo desde lo local es vital para propiciar ciudades más justas y al servicio de los ciudadanos.

Vale la pena destacar que la fortaleza institucional y la continuidad de las políticas son fundamentales para consolidar soluciones efectivas, donde el trabajo conjunto de gobiernos, sociedad civil, sector privado y organismos multilaterales marque la diferencia.

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