En los últimos meses el debate sobre las pensiones ha ido cobrando más importancia en varios países de la región, superado los despachos oficiales y los pasillos de los parlamentos hasta llegar a un debate más amplio en medios de comunicación y en las calles. Posiblemente este interés por la sostenibilidad fiscal y social de las pensiones seguirá creciendo en los próximos años, tal como vaticinábamos en 2013, en el libro “Mejores Pensiones, Mejores Trabajos“. A medida que acerque el tsunami de la longevidad y se agraven los problemas de financiamiento de las pensiones, la reforma de los sistemas de pensiones de la región va a convertirse en una cuestión central de política pública. Pero en esta entrada quisiera referirme a otro aspecto que también será más y más acuciante: la necesidad de buena información para que el debate sobre reformas pensionales se construya sobre datos contrastables, y no sólo sobre opiniones arbitrarias o, lo que es más fácil, sobre mitos, rumores o informaciones sesgadas.
En “Mejores Pensiones, Mejores Trabajos” se presentó una estimación sobre cuánto costaría a los países de la región garantizar una pensión universal, de manera que todas las personas mayores de 65 años tuvieran asegurado un ingreso mínimo para escapar de la pobreza. Según nuestros cálculos, el aumento en el gasto de pensiones no llegaría al 1 por ciento. Mediante estaCalculadora de Pensiones no contributivas es posible analizar el coste de las pensiones para cada país de América Latina y el Caribe bajo distintos supuestos.
Para usar la calculadora, basta con seguir estos pasos, tal como se explica en este video:
Decidir el importe o nivel de la pensión que recibiría cada beneficiario. Este importe se puede indicar como un importe mensual o diario, expresado en moneda local o en dólares, para facilitar la comparación entre países. También se puede introducir este valor como un tanto por ciento del PIB per cápita.
Establecer a partir de qué edad se cobraría esta pensión, escogiendo entre los 60, 65 o 70 años.
Fijar qué porcentaje de la población de esa edad recibiría la pensión (toda la población, o sólo el 20% más pobre, por ejemplo)
Determinar cuánto se incrementaría la pensión cada año, por encima de la inflación.
Y por último, indicar la previsión de crecimiento anual del país (PIB per cápita).
A partir de estos parámetros, la calculadora arroja una proyección del costo de las pensiones no contributivas, expresadas en tanto por ciento del PIB. El cálculo se hace en un horizonte temporal hasta el año 2100, con lo cual se puede ver rápidamente el factor demográfico en la evolución de este costo.
Aunque, como también se explica en “Mejores Pensiones, Mejores Trabajos”, el costo fiscal es sólo uno de los muchos aspectos a considerar en el diseño de reformas pensionales, es importante disponer de información y análisis sólidos para que el debate sobre pensiones sea más realista y bien fundamentado.
Esta columna fue originalmente publicada en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo BID.