Por Clara Alemann.
En el Día Internacional de la Mujer, celebramos los avances logrados y lo que aún falta por hacer hacia la construcción de una sociedad más igualitaria, donde las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres de desarrollar su potencial y de contribuir a la sociedad y a la economía de sus países. En este post comparto lo que tú puedes hacer para reducir la disparidad de género.
Aunque reconocemos sustanciales avances en la región, como el aumento de la participación en el mercado laboral y la elección de mujeres presidentes, aún persisten importantes desigualdades. Por ejemplo, la participación laboral de las mujeres es significativamente menor, sus empleos de peor calidad y peor remunerados, trabajan más horas que los hombres en el cuidado de los hijos, otras personas dependientes y en las tareas domésticas, están sub-representadas en los niveles gerenciales en el sector público y privado, y sufren niveles intolerables de violencia en sus relaciones de pareja.
Se ha calculado que la brecha de género global en el mundo laboral no se cerrará ¡hasta el año 2133! ¿Qué podemos hacer para acelerar este proceso?
Todas las personas, y en particular padres y madres criando niños y niñas, podemos tomar acciones concretas para que los adultos de mañana crezcan libres de estereotipos, puedan desarrollar su potencial y no se vean limitados por su género. Para hacer esto durante los años críticos de la primera infancia propongo las siguientes acciones que pueden contribuir a redefinir los roles de género, a transformar gradualmente las normas sociales y creencias que sustentan las desigualdades.
Los invito a reflexionar y comprometerse con al menos una de estas seis acciones. Entre todos, podemos hacer la diferencia:
1. Dando el ejemplo como padres y madres, compartiendo las responsabilidades de cuidado y las tareas domésticas, tratándose con respeto y valorando el trabajo no remunerado independientemente de quien lo haga, porque como lo transmite esta efectiva campaña, los patrones se transmiten de generación en generación. Los niños que crecen en hogares donde ambos padres/madres comparten las responsabilidades laborales y familiares y donde se respetan mutuamente tienen mayores probabilidades de reproducir relaciones equitativas en su vida adulta.
2. Incentivando juegos, juguetes y libros no sexistas que no segreguen y categoricen espacios, temas, actividades y roles para niños y niñas. La existencia de secciones divididas en librerías y jugueterías para niños y niñas, puede parecer inofensiva pero su impacto no termina en la juguetería. Desincentivar a una niña a leer un libro de dinosaurios o el espacio porque están etiquetados para varones puede traducirse mañana en que esta niña no escoja una carrera porque es para varones.
Un estudio reciente que analiza textos escolares en Chile encuentra que aun queda mucho por hacer para que estos reflejen un tratamiento equitativos de personajes femeninos y masculinos, y que persiste la división sexual del trabajo, mayor protagonismo y presencia de personajes masculinos y roles de género estereotipados, los personajes masculinos aparecen liderando, tomando riesgos, son autosuficientes y ambiciosos, mientras que los personajes femeninos se destacan por su emotividad, roles de cuidado y protección dentro de la esfera privada, y están excluidas de los campos político y científico.
Como sugiere un manual para la inclusión de género en educación inicial en Uruguay, también podemos revisar canciones y juegos tradicionales que a menudo, tienen un fuerte contenido sexista y reinventarlos para promover igualdad: En vez de cantar Arroz con leche me quiero casar con una señorita….que sepa coser, que sepa planchar…podremos cantar Arroz con leche, me quiero encontrar, con amigos y amigas para ir a jugar, Que sepan correr, que sepan saltar, que canten y que bailen para disfrutar.
3. Asegurando que tanto niñas como niños aprendan y gradualmente tomen responsabilidades relacionadas con el cuidado, el orden y la limpieza, así como tomar decisiones, liderar iniciativas, expresar sus opiniones y resolver problemas apropiados para su edad.
4. Oponiéndose a cualquier burla sexista, comentario peyorativo o que refuerce roles estereotipados de género, desde preguntarle a un niño de 4 años cuantas novias tiene, hasta reírse de él porque tiene miedo o criticar a una niña porque se muestre dominante, vocifere sus opiniones enérgicamente o no se preocupe por su apariencia.
5. Incentivando a las niñas en el aprendizaje de matemáticas y enfrentando los sesgos inconscientes de que las matemáticas no son para ellas. En nuestra región, el desempeño de las niñas en matemáticas es peor que el de los niños; ellas suelen pensar que no son buenas, pierden el interés en esta materia y esto es reforzado por los adultos (en el hogar y en la escuela) lo cual repercute más tarde en el bajísimo número de mujeres que escogen carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, y está relacionado con sectores laborales peor remunerados.
Un programa innovador de matemáticas para niños de preescolar en Paraguay logró eliminar la brecha inicial de género en el aprendizaje asegurando que los docentes llamaran específicamente a las niñas a participar, ya que al llamar de forma neutra, los varones monopolizaban la participación y esto se reflejaba en una ventaja en su aprendizaje. Otras pautas para apoyar a las niñas a aprender matemáticas se describen aquí.
6. Brindando oportunidades para que las niñas tomen riesgos y realicen actividades físicas (trepar, reptar, arrastrarse, hacer equilibrio) aunque puedan estar fuera de su zona de confort ya que éstas contribuyen a desarrollar tanto destrezas físicas, como la confianza y autoeficacia para enfrentar desafíos y situaciones nuevas. Sobreproteger a las niñas e insistir en que tengan cuidado -en vez de incentivarlas a que superen su temor y desarrollen coraje como se hace con los varones- porque se las piensa frágiles y temerosas les enseña a evitar actividades fuera de su área de comodidad y no las prepara para ser protagonistas de su vida.
Construir sociedades igualitarias donde las niñas no crezcan en desventaja y tengan las mismas oportunidades que los niños, empieza por casa. Comprometámonos hoy para apoyar a las niñas, que pronto serán mujeres, a ampliar sus aspiraciones, a que desarrollen las aptitudes y habilidades para perseguirlas y a alcanzar sus ambiciones.
¿Qué harás a partir de hoy para que esto sea posible? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo o menciona a @BIDgente en Twitter.
Clara Alemann es especialista en el diseño y gestión de programas de desarrollo social y político con una perspectiva de género en del Banco Interamericano de Desarrollo.
Esta columna fue originalmente publicada en el blog Primeros Pasos del Banco Interamericano de Desarrollo BID.