Dejemos un punto claro de entrada: la tasa de homicidios no es necesariamente el número que determina el grado de inseguridad y miedo que siente la gente. Muchos tienen más miedo al robo violento que a perder la vida.
Pero la tasa de homicidios es la reina de todas las estadísticas en parte por su impacto económico y emocional pero también porque el conteo del número de muertes violentas suele ser más confiable que otros hechos violentos. Sobre todo, es la variable más comparable entre países. Por lo tanto, es un buen indicador del nivel generalizado de violencia en un país, o por lo menos, lo que más se le acerca.
Con el debido respeto a Gabo, cada homicidio es una crónica de una muerte anunciada. Con frecuencia sabemos quién murió, cómo murió y dónde murió. Esa es información que necesitamos para empezar a construir una política de seguridad ciudadana efectiva.
Por eso Homicide Monitor, la nueva base de datos del Instituto Igarapé dada a conocer el 7 de mayo me resulta un emprendimiento tan fascinante como relevante y oportuno. Reúne en un sitio web las tasas de homicidios – es decir, de homicidios intencionales por 100.000 habitantes que ocurrieron en un año en un territorio definido – en 219 países. Cientos de miles de tragedias anuales están aglutinadas en un formato de fácil comparaciones y visualización.
En 40 países y territorios en América Latina y el Caribe, Homicide Monitor entrega más información: el porcentaje de muertes que ocurrieron con armas de fuego u otro implemento, el género y el rango de edad de la víctima, con datos en muchos casos a nivel subnacional.
Homicide Monitor se basa en fuentes oficiales (principalmente la UNODC) o, en caso que no las hubiera, fuentes alternativas como observatorios locales del crimen. Seguramente los números no son absolutamente precisos, y en varios casos los números están rezagados. En algunos países miden muertes desde las morgues, en otros sólo cuando hay un detenido y un proceso judicial. Pero, como dice el material que acompaña el lanzamiento, es una herramienta útil para “ayudar a los tomadores de decisión, periodistas, investigadores y activistas identificar áreas de problemas y posibles soluciones”.
¿Y qué nos dicen los números sobre América Latina y el Caribe? Empezando por los grandes pincelazos, Homicide Monitor nos confirma que vamos mal. La región es la más violenta del planeta: registra un 8% de la población global pero aporta un tercio de sus homicidios. En América Latina, un 66% de los homicidios son con armas de dgfev online casino fuego, frente a un promedio mundial del 41%. Casi la mitad de las víctimas tienen entre 15 y 29 años.
Brasil, Colombia y Venezuela aportan uno de cada cinco víctimas de homicidios del planeta. Estados Unidos tiene una tasa de homicidios de 4,7, que si bien luce baja para niveles latinoamericanos, supera la de Chile (2,8) y la de Cuba (4,5). Ni hablar de las tasas de homicidios en países como Canadá (1,6) y España (0,8).
La clave en las ciudades
Las zonas de mayor peligro son las ciudades. De las 20 ciudades con más homicidios del planeta, 14 se encuentran América Latina y el Caribe.
Un total de 130 ciudades en la región con poblaciones superiores a 250.000 registran tasas de homicidios elevadas, es decir, por encima de 25 por 100.000 habitantes. Las cinco ciudades más peligrosas son San Pedro Sula, Juárez, Ananindeua (Brasil) y Caracas. Si bien Brasil tiene una alta tasa de homicidios, también hay muy buenas noticias, como por ejemplo las caídas de 66% y 80% en las tasas de Rio de Janeiro (2002-2012) y de Sao Paolo (2000-2010) respectivamente.
Pero quizás uno de los hechos más sobresaliente es la enorme variación dentro de los países. Por ejemplo, la tasa de homicidios en Perú es de 6,5. No obstante, es un promedio que esconde diversas realidades. En la región metropolitana de Lima, la tasa es de 5,6. En cambio, en Trujillo es de 17,6. Las ciudades peruanas de Iquitos y Juliaca son de las más seguras en América Latina.
Los contrastes en México son más dramáticos. Mérida registra 2,2 homicidios por 100.000 habitantes, lo que es más de 80 veces inferior a la tasa de Veracruz, la ciudad con más homicidios del país.
La herramienta es útil para generar conciencia y debate — y el Instituto Igarapé irá sumando más información y artículos sobre lo que funciona. Operacionalmente la tarea de la región es obtener la información no sólo a nivel de ciudad, sino a nivel de barrio, y hasta de segmento de calle, para llevar a cabo lo que llamamos acciones policiales en las zonas calientes del crimen. Es un mensaje destacado por el propio Instituto Igarapé, y es una prioridad para nosotros en el BID. Hemos apoyado a países como Colombia yEcuador lograr resultados dramáticos al utilizar información de manera más efectiva. En breve también tendremos nuestra base de datos, con números sobre homicidios y más variables para fomentar su visualización y utilización para mejores políticas en la región.
Sumando la información de otros delitos como robos y hurtos, podemos encaminarnos hacia una región donde su gente se sienta con menos miedos.
That’s very useful.