Por: Raimon Puigjaner. A los que nos preocupa el mundo más desfavorecido y trabajamos en pro de su desarrollo nos toca, gran parte de nuestro tiempo, trabajar desde un escritorio. Me refiero en particular a aquellos que nos dedicamos más bien a generar conocimiento y herramientas para fortalecer la capacidad institucional. Nuestra actividad laboral discurre entre documentos de texto, hojas de cálculo, bases de datos, planes detallados de tareas, teleconferencias, videoconferencias, reuniones de equipo, presentaciones técnicas y demás. Y, en ciertas ocasiones, uno se pregunta ¿qué estaré aportando realmente al destinatario final de mis bien intencionados esfuerzos, y qué impacto regional estaré logrando?
Muy recientemente, antes de viajar a Ciudad de Panamá, se dio una de estas ocasiones. El equipo de trabajo del proyecto AquaRating (un novedoso sistema de calificación para prestadores de servicios de agua y saneamiento que estamos desarrollando el BID y la Asociación Internacional del Agua -IWA, en sus siglas en inglés) iba a reunirse con los prestadores que toman parte en la prueba de campo de la versión piloto AquaRating para evaluarla desde distintas ópticas técnicas.
Subí al avión cargado de documentos de análisis, listo para avanzar lo más posible en pulir el sistema de calificación y los detalles del proyecto, sin imaginar que volvería a casa con la felicidad y la satisfacción de comprobar que, desde la fase piloto, ya estamos logrando que la herramienta afecte de forma positiva a la gestión organizacional y prestación de los servicios expuestos al sistema de calificación. Consecuentemente, estamos también influyendo ya de forma positiva al servicio recibido por los ciudadanos en términos de calidad, continuidad y sostenibilidad. Constatar dicha influencia positiva a través del propio testimonio de los prestadores fue una prueba evidente de la importancia de involucrar, en cualquier tipo de iniciativa, a su usuario.
Y no sólo idear, diseñar y desarrollar la oferta pensando en dicho usuario, sino también en su elenco de agentes de interés, gran parte de las veces condicionantes de las acciones del primero. En este caso, se trata de poner al alcance del prestador de servicios de agua y saneamiento una herramienta que le ayude a gestionar mejor su realidad y encarar con mayores garantías sus retos. Y eso implica haber considerado en todo momento a administraciones, reguladores, proveedores y clientes de ese prestador.
Subido ya en el avión de vuelta regresaba a mi mundo de oficinista certero de la buena orientación del trabajo del Equipo AquaRating, y de que no hay mejor manera de evaluar el resultado de cualquier emprendimiento que presenciar el testimonio de quien, directa o indirectamente, es objeto de un esfuerzo, individual o colectivo . Se haga desde donde se haga.
Esta fue columna publicada originalmente en el blog Volvamos a la fuente de la División de agua y saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo