Centrarse en las raíces del comportamiento humano, tanto en la sociedad como en los negocios, nos permite prever y calcular con un sorprendente grado de exactitud cómo otros reaccionan a nuestros planes, impulsos y creencias. Desarrollar modelos de gestión humana enfocados en entender y aceptar la diversidad cultural nos permite aprovechar el mayor potencial de las empresas, su capacidad colectiva de pensar y crear.
La Dirección de Proyectos como competencia estratégica permite manejar una visión holística del alineamiento estratégico, fundamentado en tres dimensiones principales (a) Completo entendimiento de la estrategia de la institución y las capacidades críticas del negocio (b) Retorno Sobre la Inversión y valor para los accionistas y (c) Una gestión Impecable en el manejo de riesgos.
En este sentido, propongo una nueva dimensión dentro de ésta visión holística, una más humana y por ende más compleja, una dimensión que de ignorarse, puede generar muchas dificultades dentro del proceso de Implementación de cualquier estrategia, aún en la mejor estructurada. Me refiero a la “Consciencia multicultural como base para modelos efectivos de comunicación”.
Interactuar en un ambiente multicultural no es un factor opcional en el ámbito laboral. De hecho, es más bien una particularidad inherente a los actuales modelos y formas de hacer negocios.
Les comparto una experiencia personal sobre una típica Implementación Global, donde los equipos estábamos distribuidos en distintos países. Sabíamos que no sería algo sencillo pero aun así, todos estábamos en el “mismo barco”. A la orden del Kick Off presencial del proyecto, se presentaron momentos de desacuerdo y señalamientos directos, el resultado al final del día, cansancio y frustración, donde lo que menos se quería era tener la “cena de integración” con el equipo.
Vámonos al momento de la cena, mesa redonda para 7 personas, dos salvadoreños, dos hindúes, un inglés, un argentino y un brasileño. Ante la evidente diversidad cultural, la señorita mesera nos pregunta si estábamos en el país por algún tipo de conferencia, a lo que uno de mis colegas respondió, “somos deportistas famosos”.
Luego de romper el hielo fue sencillo hacernos preguntas como ¿cuáles son tus intereses?, ¿cómo es el lugar dónde naciste?, ¿qué es lo que más bonito que tiene tu país?, entre otras. Al final de la cena, nos dimos cuenta que compartíamos muchas cosas en común, pero las conclusiones más representativas fueron aquellas que dejaban en evidencia el arraigo particular de cada una de las culturas. Por poner algunos ejemplos, cómo no debíamos malinterpretar los efusivos saludos de beso en online casino la mejilla de nuestro colega argentino, la desmesurada importancia que el colega inglés daba a la puntualidad, el fuerte sentido de pertenencia que nuestro compañero brasileño tenía hacia su cultura, e incluso cómo para los colegas de la India el lenguaje no verbal resultaba mucho más cómodo, debido a sus canales preferidos de percepción.
A través de los años, he tenido la oportunidad de liderar equipos de trabajo conformados por múltiples nacionalidades y culturas, lo cual me ha dejado una buena cantidad de lecciones aprendidas. Estas me han permitido mejorar la capacidad de adaptación entre los miembros del equipo, enganchar con audiencias, mantener el enfoque en la persona y mucho más importante, asegurar que los miembros del equipo adopten nuevas formas de comunicación, “proponiendo” y no “imponiendo”.
Si bien es cierto se pueden percibir algunas tendencias y tradiciones que en alguna medida nos permiten pronosticar patrones de comportamiento, las actitudes y creencias profundamente arraigadas siempre se resistirán ante una transformación repentina de valores que no estén fundamentadas en la aceptación. En este sentido, se vuelve importante, y principalmente para los Directores de Proyectos:
Como conclusión, en mercados cada vez más globalizados, las organizaciones que han logrado una transculturación real, han entendido que más allá de ser una ventaja competitiva, es una necesidad clave para el éxito y permanencia en el mercado, donde creer genuinamente en el potencial de la diversidad es una acción que debe estar liderada desde la Alta Dirección y debe integrarse a la organización a nivel tanto estratégico como táctico.
Colaboración de Luis Guardado, miembro.