Cuando se plantean problemas fiscales como los que enfrentan algunos de los países de la región, inmediatamente se inicia con la discusión sobre si debieran aumentarse los impuestos para que los Gobiernos dispongan de mayor recaudación para atender las necesidades de la población. El propósito se identifica con el principio de suficiencia fiscal, que establece que el nivel de la recaudación tributaria deberá estar en función de los gastos a ejecutar por los Gobiernos, los que a su vez estarán en relación directa a las necesidades y derechos de la población que se espera atender.
Ahora, si bien es cierto que la aplicación de tributos implica una mayor cantidad de recursos para los Gobiernos, también es cierto que no todos deben tener propósitos eminentemente recaudatorios, dado que algunos se originan con fines específicos, tales como: contribuir a la traslación intertemporal de recursos (seguridad social); reducir los efectos perniciosos de externalidades (sobre los combustibles para reducir la contaminación; a las bebidas y a los tabacos para reducir daños sociales y a la salud, entre otros); fortalecimiento de la competencia (a los monopolios u oligopolios), entre otros. De allí, por ejemplo, que el impuesto a los alcoholes contribuye a la reducción de los efectos negativos que el consumo de esta mercancía produce, pero la recaudación derivada no debe ser vista como una fuente general de ingresos para el Gobierno, sino que debe interpretarse como una fuente formadora de espacios fiscales específicos para la atención de problemas de salud y bienestar asociados con este problema. Por ello, los tributos que tienen un fin específico, deben contener rigideces, para que no sean utilizados para el financiamiento de propósitos generales del Sector Público.
En el mundo, los tres principales impuestos que son fuentes para el financiamiento de las obras generales del Estado son: el Impuesto Sobre la Renta (ISR), el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y los impuestos sobre la riqueza o sobre el patrimonio, aunque estos últimos con un serio cuestionamiento sobre si debieran ser considerados como específicos para reducir la desigualdad económica, y en consecuencia tener fines específicos y rigideces. Los impuestos mencionados son los más importantes para todos los países de la región, ocupando entre el 54.3% y el 72.0% de la recaudación, con la excepción de Costa Rica y Panamá, en donde solo representan cerca del 40.0% y que hace pensar inmediatamente en que aquí existe una mayor necesidad de establecer nuevos impuestos, o de aumentar las alícuotas vigentes, dado que gran parte de su esfuerzo tributario se dirige al financiamiento de los sistemas de contribución social. En el otro extremo, Guatemala, en donde el muy escaso nivel recaudatorio está direccionamiento para un limitado funcionamiento del aparato estatal, con una muy pobre visión intertemporal y sin disponer de estrategias efectivas para reducir las externalidades.
Los datos de la tabla posterior, dan para muchos análisis, pero en el caso actual, lo interesante surge cuando se comparan las productividades tributarias, y en donde El Salvador y Costa Rica, ambos con una alícuota del IVA del 13.0% tienen discrepancias en su productividad, dado a que mientras en El Salvador el impuesto rinde 7.8% del PIB, en Costa Rica solo 4.3%. La diferencia deviene tanto de los altos niveles de evasión tributaria en Costa Rica, así como el creciente nivel de gastos tributarios asociados a tratamientos tributarios diferenciados.
Centroamérica: clasificación de la presión fiscal equivalente (2018). En términos del PIB
De igual forma, en el ISR se observa que las tasas marginales máximas para Honduras, Nicaragua y El Salvador son de 30.0%, y los rendimientos son muy diferentes; en El Salvador se obtiene 7.0% del PIB, en Nicaragua, 7.2% y en Costa Rica solo el 4.9%, nuevamente debido a las altas tasas de evasión como a los niveles de gasto tributario, pero en este caso además, por las deducciones establecidas que permiten un pago efectivo menor. En ese camino, Guatemala y Panamá, ambos con alícuotas máximas del 25.0%, pero Panamá con mayor rentabilidad. El caso de Guatemala es dramático porque su rendimiento es la mitad del de El Salvador y Nicaragua, teniendo apenas una tasa legal de solo el 5% menor; lo anterior implica privilegios a los grupos de mayores ingresos, pero también la existencia de una gran multiplicidad de deducciones que impide lograr mejores resultados.
La última información disponible permite identificar incentivos tributarios en el ISR que oscilan entre el 10.9% de la recaudación para El Salvador y el 28.5% para Costa Rica, por lo que este último país debiera hacer un serio esfuerzo de racionalizar estos privilegios fiscales. De igual forma en Panamá, estos incentivos alcanzan el 22.4% de la recaudación en el ISR y el 26.6% en el IVA; en Costa Rica no se puede determinar el efecto de los incentivos en el IVA por falta de información. En la evasión tributaria del ISR Costa Rica reporta que el incumplimiento alcanzó 59.6% (2016), en Guatemala el 79.9% (2017) y Panamá el 87.4% (2019) del potencial teórico; en el IVA el incumplimiento alcanzó 31.1% para Costa Rica, 44.9% para Panamá y un cuestionable 24.6% para Guatemala; en El Salvador fue de 17.6% del potencial teórico.
También el lado del gasto tiene espacios fiscales para aprovechar, de acuerdo a Izquierdo et al. (2018) el derroche en recursos públicos alcanza 6.5% del PIB en El Salvador, 5.0% en Nicaragua, 4.7% en Costa Rica, 4.6% en Honduras, 3.8% en Panamá y 2.7% en Guatemala, por lo que combatir las filtraciones en transferencias, compras públicas y pago a los empleados, permitirá que los Gobiernos dispongan de una mayor cantidad de recursos.
¿Es necesario aumentar los impuestos? La respuesta es sí, si la sociedad ha decidido aumentar los servicios para atender los derechos de la población. Sin embargo, antes de pensar en crear impuestos a los aguinaldos, a las remesas, o algún otro tipo, o aumentar las alícuotas de los vigentes, vale la pena hacer eficaces y eficientes los recursos públicos disponibles, en donde, como se puede observar hay todavía bastantes espacios fiscales para explorar.
Países | Impuesto Sobre la Renta | Impuestos a la propiedad | Impuesto al Valor Agregado | Impuestos con fines recaudatorios | Impuestos selectivos | Otros impuestos | Contribuciones a la Seguridad Social pública | Contribuciones a la seguridad social privada | Cobros por uso de recursos naturales | Presión Fiscal Equivalente | % recaudatorio / PFE |
Costa Rica | 4,9 | 1,1 | 4,3 | 10,3 | 2,6 | 0,9 | 10,4 | 1,3 | – | 25,5 | 40,4% |
El Salvador | 7,0 | 0,1 | 7,8 | 14,9 | 2,1 | 1,2 | 2,9 | 3,5 | 0,1 | 24,7 | 60,3% |
Guatemala | 3,5 | 0,3 | 4,7 | 8,5 | 1,0 | 0,5 | 1,7 | – | 0,1 | 11,8 | 72,0% |
Honduras | 6,3 | 0,1 | 7,3 | 13,7 | 4,0 | 1,8 | 3,4 | – | – | 22,9 | 59,8% |
Nicaragua | 7,2 | 0,2 | 5,3 | 12,7 | 2,9 | 1,5 | 5,9 | – | 0,4 | 23,4 | 54,3% |
Panamá | 4,5 | 0,6 | 2,3 | 7,4 | 1,0 | 1,2 | 5,8 | – | 2,7 | 18,1 | 40,9% |
Abelardo Medina
¡Muy bueno y vale la pena pensar en ello! La aplicación de impuestos no sólo tiene como objetivo aumentar los ingresos del gobierno, sino que también debe apuntar a objetivos específicos para resolver problemas sociales. Se necesita una cuidadosa consideración para garantizar que todos los recursos dentro de basket random se utilicen de manera efectiva.