Ingrid Figueroa es directora ejecutiva de CENPROMYPE
Iñaki Ortega es director de Deusto Business School de Madrid
El fenómeno de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) junto al de las personas emprendedoras se ha vuelto global. No hay país del mundo que no se esté volcado para conseguir que sus MIPYMES tengan mayores facilidades para crecer y por tanto generar riqueza y empleo. El presidente Obama ha dedicado buena parte de sus discursos en los debates del Estado de la Unión a poner en valor la capacidad de innovación de las startups, hace unos días el presidente Macri de Argentina presentó su ley de emprendedores, Mariano Rajoy en España prometió y cumplió que una de las primeras leyes de su mandato sería la de apoyo a los emprendedores.
Pero además no hay gran empresa que se precie que no esté promoviendo programas de apoyo a las nuevas empresas, desde cerveceras a grandes empresas de comunicaciones, pasando por gigantes como Microsoft o Google. ¿Qué es lo que ha sucedido para que los grandes quieran apoyar a las pequeñas? Desde los años 70 existen evidencias que demuestran que los territorios más prósperos son aquellos que tiene un potente tejido empresarial de MIPYMES. De hecho las pioneras investigaciones del profesor Birch[1] del MIT consiguieron demostrar que desde los años 80 a nuestros días todo el empleo neto en Estados Unidos era creado por las PYMES.
Pero hemos tenido que esperar a estos últimos años para que la combinación de tecnología y globalización haya hecho posible que sea más fácil innovar en una pequeña empresa que en una corporación. Así lo están demostrando pequeños emprendedores en sectores como la música, la energía, el turismo o el trasporte por sólo citar algunos. Estos días se han reunido en San Salvador, convocados por el Centro Regional de promoción de la MIPYME (CENPROMYPE), representantes de gobiernos de la región y parlamentarios del Foro de Presidentes de Poderes Legislativos de Centroamérica y la Cuenca del Caribe(FOPREL) para hablar de este importante fenómeno. Ilustres expertos universitarios europeos y americanos, así como economistas de organismos internacionales han ratificado la importancia de las pequeñas unidades mercantiles para conseguir cuotas de prosperidad en la región. Pero también hemos conocido como Centroamérica no está lejana a la tendencia global y nuestros gobiernos están dando importantes pasos para reducir la burocracia, apoyar la financiación a través de capital semilla o promover la compra pública del Estado hacía las MIPYMES. Todos los asistentes pusieron además en valor la capacidad de trasformación de la política y la función pública en favor de una sociedad más justa y prospera.
Después de dos jornadas de intensos debates, CENPROMYPE se atreve a proponer un modelo para Centroamérica y el caribe, con el que los gobiernos y parlamentos puedan aprovechar el potencial de las MIPYMES a favor del desarrollo de sus territorios. Tiene una fórmula nemotécnica que hemos bautizado como las cuatro C, la misma C de Centroamérica.
La primera C es la de CONSEJO. Se trata de tener la humildad suficiente y antes de actuar desde lo público, pedir consejo a las propias MIPYMES de cuáles son sus principales problemas. Para ello, se han propuesto fórmulas diferentes como la creación de comisiones informativas en los parlamentos, foros nacionales que aglutinen a todos los agentes o consejos asesores de los gobiernos; sin olvidar la necesidad de consultar los informes internacionales como el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) que analizan con rigor los obstáculos para emprender en nuestros países.
La segunda C es la de COOPERAR. La teoría económica nos explica que para que las MIPYMES no mueran ha de construirse lo que se denomina un ecosistema empresarial. El concepto explica que son muchos los agentes que han de favorecer el crecimiento de las MIPYMES y que todos y cada uno ellos son importantes actuando como eslabones de una cadena que no ha de fallar. Los diferentes agentes públicos, privados y de conocimiento han de colaborar lealmente por un buen fin: tener más pequeñas empresas que aportarán riqueza y empleo. En el foro de El Salvador se han conocido experiencias de cooperación entre diferentes ministerios, entre grupos parlamentarios de diferentes corrientes ideológicas para sacar adelante leyes de mejora de las condiciones de este colectivo y colaboraciones público-privadas de financiamiento de MIPYMES. Honestamente pensamos que como en una orquesta, si todos los agentes involucrados en una economía estamos alineados en esta tarea la música sonará con armonía.
La C de CUSTOMIZAR es la tercera de esta peculiar fórmula para apoyar el emprendimiento de la región. Customizar no es copiar directamente los casos de éxitos de otros países, sino adaptarlos a la realidad local y sus particularidades. Lo que funciona en California o Chile no tiene porqué servir para El Caribe o Centroamérica. Conseguir buenas prácticas locales es un reto que sólo se conseguirá si aprendemos de los éxitos ajenos, pero también de los fallos propios a la hora de implementar políticas públicas para el emprendimiento.
Por ultimo sin la C de CONTRASTAR no hay posibilidad de saber si los esfuerzos públicos son eficientes. Promover indicadores rigurosos que midan la eficacia de las políticas públicas a favor de las MIPYMES sin duda redundará en que las administraciones públicas consigan más éxitos. Ya hay países, por ejemplo el Reino Unido que usan rathios como el ROI (return on investment) para evaluar sus actuaciones a favor de las pequeñas empresas.
El mundo entero siguió con atención los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro a la espera de que nuestros deportistas nos dieran un éxito para nuestros países, nosotros estamos seguros que con una estrategia coordinada a favor de las MIPYMES y las personas emprendedoras conseguiremos muchos campeones nacionales, muchas micro empresas que crezcan y que nos den otras alegrías, no medallas de oro, sino muchos empleos y riqueza para nuestras naciones.
[1] Birch David (1979), «The Job Generation Process», mimeo, MIT Program on Neighbourhood and Regional Change, February 1979.