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Banco Interamericano de Desarrollo
Capital

Para construir el futuro hay que invertir en él

By James P. Scriven, CEO

El mundo está evolucionando a velocidades exponenciales. La tecnología está contribuyendo a un futuro marcado por importantes mejoras sociales, económicas y medioambientales. Esto es especialmente cierto en América Latina y el Caribe. Los usuarios de teléfonos móviles en la región han aumentado un 800% en los últimos cinco años. En 2017, las empresas de tecnología financiera (fintech) efectuaron transacciones por más de US$90 mil millones en la región, cantidad que supera el producto interno bruto (PIB) de Panamá. Y la región ya lidera el mundo en energías limpias.

La innovación y la competencia del sector privado han impulsado gran parte de estos avances tecnológicos, pero persisten los desafíos de desarrollo. La productividad de la región es inferior a la de sus pares del este de Asia. Las brechas de financiamiento, en sectores como infraestructura, ascienden a miles de millones de dólares o sobre el 2% del PIB de la región, mientras que las empresas dirigidas por mujeres aún teniendo menos acceso al financiamiento que sus homólogos masculinos.

La velocidad, flexibilidad y potencia de la tecnología tienen sus límites. Nuestros clientes en el sector privado de la región tienen metas ambiciosas, y se necesitará una variedad de soluciones para lograrlas.

Diseñando para fomentar la confianza y el enfoque al cliente

Por ejemplo, AirBnB, minorista de hoteles, ha crecido de cero a 24 millones de huéspedes anuales en menos de una década. AirBnB depende de las plataformas tecnológicas para unir la oferta y la demanda de alojamiento, pero es la capacidad de la empresa para fomentar la confianza la que le permitió liderar el mercado. Esto significa fomentar la confianza, no solo en la empresa para unir a las personas y procesar los pagos, sino también para fomentar la confianza entre completos extraños que comparten sus hogares. AirBnb, como Netflix, iTunes y tantos otros, nos recuerdan que la tecnología por sí sola no es el verdadero disruptor. Diseñar para fomentar la confianza y la experiencia del cliente es mucho más grande.

Mantenernos relevantes mientras construimos un mejor futuro

La disrupción digital no deja lugar a la complacencia. Además de revolucionar la industria hotelera, los servicios de taxi y la venta minorista, estos cambios demuestran que el camino para permanecer relevante es más difícil que nunca. Estos cambios, junto con los limitados presupuestos de los gobiernos y los cambios geopolíticos, ejercen presión sobre los bancos de desarrollo para convertir los miles de millones de sus balances, en billones para financiar el desarrollo.

Para competir en el mundo de hoy y alcanzar nuestros objetivos de desarrollo colectivo, debemos encontrar formas de resolver los desafíos del mañana. Una experiencia del cliente, definida por la agilidad del proceso, la flexibilidad del producto y un sentido de confianza permitirá que los bancos de desarrollo sigan siendo relevantes en tiempos de cambio.

Mantenerse relevantes implica contar con más productos de capital y cuasi capital, como mezzanina y deuda subordinada, para hacer crecer las empresas y permitirles crear puestos de trabajo. Implica conseguir la participación de inversionistas institucionales, a través de productos como los Bonos B, y demostrar que las inversiones en mercados emergentes pueden incluso superar los resultados que obtienen en mercados desarrollados.

Segundo, mantenerse relevantes implica ofrecer más moneda local, para que los prestatarios puedan pagar en la moneda en la que están generando su flujo de caja. Además, hoy trabajamos en un mundo de liquidez donde el dinero ya no es el rey. Proporcionar asesoramiento y conocimiento a nuestros clientes será lo que agregue valor y defina nuestro impacto en el desarrollo. Estas son algunas de las formas en que los bancos de desarrollo pueden adaptar mejor las experiencias de los clientes, reducir los riesgos y permitir que los clientes se centren en estimular el desarrollo.

Hoy, estamos lanzando el cambio de imagen más consecuente en nuestra historia. Estamos renovando nuestra visión, estrategia, productos, sectores y cultura bajo la nueva marca BID Invest. Esto refleja nuestro compromiso de tomar lo mejor de lo que funciona. Nuestras sinergias con el BID, junto con la flexibilidad del producto y la agilidad de procesos incorporan lo mejor de los sectores público y privado.

Nuestra transformación puede verse facilitada por la tecnología, pero será impulsada por el compromiso de poner a nuestros clientes en el centro, para ganar su confianza y negocio. Esto asegurará el impacto en el desarrollo para todos nuestros grupos de interés en el futuro.


James Scriven

James Scriven es el Gerente General de BID Invest. Antes de incorporarse a la organización, el señor Scriven se desempeñó como vicepresidente de Riesgo Corporativo y Sostenibilidad en la Corporación Financiera Internacional (IFC), institución donde también fue responsable de los departamentos de Crédito, Riesgo Corporativo, Operaciones Especiales y Medio Ambiente y Sostenibilidad, además de miembro del equipo gerencial. También fue vicepresidente del Comité de Riesgo Corporativo, presidente suplente del Comité de Clientes Corporativos y presidente del Grupo Directivo de Ejecución y Diligencia, y lideró la Iniciativa sobre Eficiencia en los Procesos. De doble nacionalidad argentina/británica, el señor Scriven es graduado en Administración de Empresas por la Universidad Católica Argentina y tiene una maestría en Finanzas de la Universidad del CEMA, también en Argentina.

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